Prólogo

"Todos, en algún momento de nuestras vidas nos volveremos inolvidables para alguien.

Habrá a quien se le acelere el corazón al oír nuestro nombre y a quien se le rompa un poco más.

Habrá quien nos recuerde a diario y habrá quien nos olvide fácil. 

En la vida iremos dejando sonrisas y miradas cálidas en manos de quien las sepa valorar y en manos de quienes no les importe un carajo.

Habrá personas que nos quieran tanto por lo que somos y habrá quienes nos odien tanto por la misma razón.

Seremos cicatrices en personas que aún ni nos imaginamos y tal vez, si tienes suerte, ya seas la cicatriz en alguien.

Durante nuestra vida seremos atardeceres en ojos que aún no hemos visto, y somos desastre en miradas que vemos a diario.

A lo largo de nuestras vidas amaremos personas que nos amen, y querremos a gente que no nos quiera.

Mientras crecemos nos enamoraremos de la gente equivocada, pero que serán esas mismas las personas correctas para equivocarnos, para cometer uno y mil errores, por eso, cuando lleguen las verdaderas personas correctas a nuestras vidas, ya habremos vivido todo tipo de desamor, y por eso es que se quedan en nuestras vidas, porque los mayores errores ya los cometimos antes.

Y sí, también habrá errores que besen bien y quieran bonito, pero que no serán eternos, y más allá de ello, que en realidad jamás serán nuestros, por eso parece como si la vida se encargará de prestarnos a esa gente un ratito, para darnos a probar una pequeña parte de lo que alguna será para nosotros."
—La sinfonía del alma.