Al inicio no sabía que debía poner en mi segunda nota, ¿debía ser algo muy romántico? O ¿podía ser algo simple?, demonios, mi cabeza no me ayudaba a generar alguna frase que fuese romántica y al mismo tiempo sencilla, algo neutral para no espantarla y que pensara que soy un acosador.
Solté
un suspiro, demostrando claramente mi frustración, Tom no tardó en despegar la
vista de su libro, me dio una mirada rápida, pero al mismo tiempo sabía que me
estaba analizando; Tom siempre había sido reservado, aún recuerdo cuando lo
conocí en preescolar, él se encontraba al fondo del salón, coloreando lo que
fuese que hubiese dibujado, siendo sincero, nunca le encontré forma a alguno de
sus dibujos.
‒No te
estreses Andrew, encontrarás las palabras adecuadas. – Tom me animaba siempre
que lo necesitaba.
‒Gracias
Tom, Ya se me ocurrirá algo – y como un flash, recordé su sonrisa al abrir mi
nota y ver la rosa en sus delicadas manos, ella parecía encantada con el
detalla, quizá fuese poco, pero tenía una pequeña idea de que ponerle.
Vi que
la rosa te gustó demasiado, espero que recibir mi nota también fuese motivo de
tu alegría, no es mi intención acosarte, solo tómalo como un chico enamorado,
intentando conquistarte.
Puedo
admitir, que me encanta verte sonreír, verte hacer eso, alegra mis días
-A
Me
sentía un romántico con esto, quizá fuese poco, o quizá no significase nada
para aquella bella mujer que había robado mi corazón, pero mis sentimientos
quedaban plasmados en cada nota que había enviado y planeaba enviar, nunca me
consideré alguien romántico, pero todo sabemos, que, con la persona indicada,
hasta la persona más inexpresiva, podría expresar cada sentimiento en su
corazón.
Doblé
la nota, más tarde pasaría a la florería a comprar otra rosa, guardé la nota en
mi mochila, los demás estudiantes comenzaban a llegar a la cafetería, algunos
solo venían por un snack para comer entre clases, otros disfrutaban de alguna
hora libre para poder desayunar a una hora prudente, aunque sabíamos que el
desayunar temprano no ayudaba demasiado, ya que, para más tarde, tendrán más
hambre, o bueno, eso me solía pasar a mí, así que, puedo decir, pertenezco al
primer grupo, que solo viene por un snack, para aguantar lo suficiente hasta
que fuese hora del receso.
Tom y
yo nos levantamos de nuestros asiento, para dirigirnos a nuestra siguiente
clases, Literatura, en el camino nos encontramos con Luka, con una cara de
fastidio después de estar una hora entera, realizando operaciones y aprendiendo
nuevos métodos matemáticos; los tres nos dirigimos a nuestro salón, tomando
asiento hasta el fondo, Tom solía tomar asiento frente al mío, mientras que
Luka siempre se sentaba en el asiento a mi lado derecho, eso nos permitía de
algún modo mantener la comunicación durante las clases.
La
clase comenzó, pude divisar a Blue en los asientos ubicados en medio del salón
de clases, se encontraba charlando discretamente con Lía, Luka no apartaba la
mirada de su amada Lía, hasta que ella volteó hacia nuestra dirección y Luka
como puedo se hizo él que la virgen le hablaba, Lía lo observo por unos
segundos algo ruborizada, era obvio que había notado la mirada de Luka sobre
ella, pero solo regresó su vista hacia Blue, quien le mostraba la nota y la
rosa que, en secreto, yo le había enviado.
Después
de dos horas en clase, leyendo el libro de la semana, los chicos y yo tomamos
rumbo a nuestros casilleros, hasta que escuché que alguien decía mi nombre.
‒Andrew,
Andrew, espera, quiero hablar contigo sobre algo – volteé a ver a la chica que
pronunciaba con algo de cansancio mi nombre, pues al no detenerme al primer
llamado y aumentar la velocidad de mis pasos, la había hecho correr, tragué en
seco, algo me decía, que lo que diría estaba relacionado a la rosa y la nota.
¡Santo
patrón de los burros, ayúdame!
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