El
timbre estaba por sonar, los pasillos del instituto comenzaban a llenarse de a
poco, no me sorprendía, la puntualidad no era algo que a todos se les da, mucho
menos a uno como estudiante, no puedo culparlos, la escuela iniciaba demasiado
temprano, hasta lo puedo decir yo, en promedio, se dice que el cerebro humano no
esta tan despierto hasta alrededor de las 9 a 10 a.m., claro, añadiendo un buen
desayuno y un excelente descanso, pero basta de parloteo mental.
Mi
vista se mantenía discretamente, sobre el casillero de Blue, me encontraba
recargado en mi casillero, que por cierto, se encontraba frente al de ella, por
lo cual, el que yo estuviese ahí, pasaba desapercibido, además de que estaba en
la espera de mis amigos, a lo lejos pude observar a Blue caminar hacia su
casillero; ella observaba todo y a todos, si algo tenía, es que era muy risueña
y observadora, me dio un leve vistazo al mismo tiempo, me regalaba una de sus
hermosa sonrisas, después de todo, lo que decía mi nota, no era una mentira,
Blue tenía una de las sonrisas más sinceras y hermosas que yo haya podido ver.
Le
regalo una sonrisa tímida y de inmediato quito mi mirada de ella, no quería que
pensara algo malo sobre mí, por mirarla demasiado tiempo. Ella siguió su camino
con dirección a su casillero y se sorprendió al encontrar la rosa y la nota en
él, rápidamente abrió la nota, leyó lo que decía, sonrió e inmediatamente
comenzó a ver a todos lados, yo era discreto al verla, no quería ser
descubierto tan pronto; sentí una mano posarse en mi hombre, seguido de una
palmada en la espalda.
-Vaya,
hasta que por fin haces algo de provecho y te animas a enviarle una nota.
-soltó Luka en cuanto notó hacia donde dirigía mi mirada, lo fulminé con la
mirada, ya que, su voz había estado algo elevada y no quería que alguien me
descubriera.
-Cállate
imbécil – fue lo único que dije, mi tono era algo apenado y molesto
-Luka,
en definitiva, no sabes guardar silencio, ni mucho menos un secreto y eso te
hace un verdadero idiota chismoso – mencionó Tom, yo solté una carcajada y Luka
lo fulminaba con la mirada.
-Oh,
vamos chicos, no peleen, Luka, tu sabes que él tiene razón, no sabes guardar
ningún secreto y tampoco eres la persona más callada en el mundo. – y no
mentía, Luka solía hablar hasta con los codos, pero solo alguien podía hacer
que Luka se quedase sin palabras y esa era su crush de toda la vida, Lía. Seguí
con mi discurso. – Y tú Tom, no todos pueden ser tan callados y buenos
confidentes como tú, así que, quiéranse y dense un beso, ya saben, para
reforzar la amistad.
Los
tres soltamos una sonora carcajada, llamando la atención de quienes recorren el
pasillo con dirección a sus clases. Mi vista inconscientemente se dirigió hacia
el casillero de Blue, pero ya no estaba, me sentía algo desilusionado al no
verla ahí, pero lo entendía, si algo teníamos en común ella y yo, era que la
puntualidad es una de nuestras cualidades.
Los
chicos dejaron de reír, Luka se despidió de nosotros y se dirigió rumbo a su
clase de cálculo, mientras tanto Tom y yo nos dirigimos a nuestra clase de
deportes, con pesadez dirigimos nuestros pasos a la cancha de baloncesto, no
éramos malos para el deporte, pero si algo nos caracteriza a los tres, era
nuestra pereza.
Para
nuestra suerte, el entrenador nos dio la clase libre, pues tenía que ir a
arreglar unos asuntos personales, los cuales, según mi intuición, eran
encontrarse con la profesora de idiomas, en el armario del conserje. Tom y yo
nos dirigimos a la cafetería. La cual estaba vacía, tomamos asiento en un lugar
ubicado en la esquina más alejada de todos, Tom sacó su libreta de dibujo,
mientras que yo, saqué mi libreta de notas, era hora de escribirle otra nota a
mi querida Blue.
Comentarios
Publicar un comentario